La natación enseña a los niños a ser más sociales
La natación puede mejorar la función cerebral, facilitando así el desarrollo de habilidades sociales.
Todos sabemos que la natación brinda excelentes beneficios cardiovasculares a los adultos, ¿pero en qué puede favorecer a nuestros niños? Según un estudio de 7 000 niños menores de cinco años de edad, aquellos que aprenden a nadar demuestran mejores habilidades cognitivas y físicas en comparación con aquellos que no lo hacen.
El estudio, llevado a cabo en la Universidad Griffith, concluye que los niños de esta edad se encontraban hasta 15 meses delante de sus otros no nadadores en matemáticas y habilidades lingüísticas. Aprender a nadar no solo brinda una ventaja a nuestros niños, sino también les ayuda a comprender y comenzar a practicar las habilidades sociales que necesitarán una vez que asistan a la escuela. Asi mismo, el estudio determinó que estos nadadores jóvenes desarrollaron sus habilidades sociales más rápidamente que los demás.
Ver cómo se hace
Para los niños menores de cinco años de edad, tomar clases de natación semanalmente pueden ser sus primeras experiencias sociales fuera del hogar. Este tiempo de instrucción fomenta el deseo social que todos tenemos naturalmente de relacionarnos e interactuar entre nosotros. Aprendemos con el ejemplo, y son pocas las cosas que lo logran mejor que cuando los niños se observan el uno al otro.
Las clases de natación en grupo ayudan a los niños a comprender el concepto de tomar turnos y puede exponerlos a la idea de diversidad. Aprender a nadar en una escuela de natación de alta calidad es una experiencia agradable que proporciona un refuerzo positivo a medida que los niños interactúan y aprenden unos de otros.
A la vez que descubren que otros pueden pensar y actuar de distintas maneras, los niños llegan a conocer los beneficios de dos habilidades sociales importantes: el trabajo en equipo y la cooperación. Estas son habilidades esenciales que utilizarán en la escuela, en casa y, más adelante, en la vida también.
Además, hay oportunidades para hacer nuevos amigos. Estas relaciones pueden perdurar más allá de la piscina, mientras que los niños descubren otros intereses mutuos. La oportunidad de conocer a personas ajenas a su núcleo familiar les ayuda a practicar la sociabilidad.
Fomentar la confianza
Aprender a nadar a una edad temprana ayuda a aumentar la confianza. Se requiere de práctica para aprender los movimientos corporales necesarios para impulsarse por el agua, y los niños sienten una gran sensación de logro al realizarlo.
Los niños miden sus avances tomando como referencia a los demás participantes en su clase de natación, así que es importante que los padres animen a su hijo, recordándole que vale más hacer su mejor esfuerzo que ser el mejor.
Cuando los niños crecen, las clases de natación en grupo pueden llevarlos a unirse a un equipo de natación. El desarrollo de relaciones también avanza al siguiente nivel, a medida que los niños experimentan las responsabilidades asociadas al trabajo en equipo, fijación de metas y competencia.
Comprender la autoridad
Un curso de natación en grupo brinda la oportunidad para que los niños pequeños interactúen con una figura de autoridad que no sea uno de sus padres. Las clases de natación en grupo ayudan a enseñar a los niños la empatía, el respeto y el autocontrol. Comprender la importancia de seguir las instrucciones impartidas por el instructor de natación es una habilidad importante que los niños podrán transferir a las interacciones análogas en el aula.
Nunca es demasiado pronto para comenzar
El estudio de la Universidad Griffith es revolucionario, ya que demuestra los beneficios cognitivos y sociales de enseñar a los niños pequeños a nadar. Además, nos ayuda a comprender cómo esto sienta las bases del bienestar para toda la vida. Los niños que aprenden a disfrutar estar activos en un principio tienen más probabilidades de mantenerse activos y sanos.
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